Elegir nuestro sueldo, ¿Realidad o utopía?
A todos nos gustaría elegir lo que queremos
ganar al final de mes. ¿Te has planteado si de verdad pudiéramos hacerlo?
Elegir nuestro sueldo, ¿te parece una realidad o una utopía? Yo si me dan a
escoger, sí quiero elegir lo que gano y cómo lo gano.
Cuando nos preguntamos “qué queremos ganar”,
la primera imagen que nos suele venir a la cabeza es la de una bolsa con
dinero. Siempre solemos llevarlo todo al lado económico y esto ahora, ha dado
un gran vuelco. En la etapa de mi carrera en que trabajaba en multinacional
lanzando filiales extranjeras en el mercado español y portugués, pasaba gran
parte del tiempo de viaje y durante las esperas en los aeropuertos adelantaba trabajo. Recuerdo
haber pensado en esos momentos que lo que yo necesitaba eran uno o dos días de
vacaciones para descansar y desconectar, y no recibir una prima económica. Mi
“lujo” era tener un domingo libre. Por mucho que nos pese, ésos no eran tiempos
en los que el área de Recursos Humanos valorase otro tipo de beneficios.
La gran mayoría de las personas que trabajan
quieren recibir un sueldo a final de mes y otro tipo de contraprestaciones y
ventajas, como por ejemplo que se les libere de carga de trabajo y se les
facilite tener vida más allá de la permanente conexión y movilidad que nos dan
los teléfonos inteligentes. Esta es precisamente una de las claves de las
nuevas tendencias del Talento. De hecho, si quieres retener un buen Talento
piensa en estas tres cosas.
– Primera: el dinero no es lo único que le
interesa a un trabajador.
– Segunda: escúchale, te dirá qué valora más
si la retribución dineraria, la emocional o una mezcla de las dos.
– Tercera: ofrécele alternativas. El coste de
una mala decisión en este momento o de una persona no satisfecha supone hasta
cinco veces el salario de esa persona.
Culturalmente en España, nos fijamos mucho en
lo que hacen los demás y aunque nos han enseñado desde pequeños que las
comparaciones son odiosas, cuando a un compañero de trabajo le suben el sueldo
ya estamos protestando porque nosotros, trabajando en el mismo proyecto no
hemos recibido nada. Esto es lo que se conoce como percepción de equidad (en
este ejemplo interviene un punto de vista subjetivo, ¡claro!).
Esta semana tenía una conversación con una
startup que me pedía consejo sobre el salario que debía darle a su nuevo
fichaje. Después de presentarle varios escenarios posibles, le hablé sobre el
salario emocional, ese que no es económico, pero que ayuda mucho a efectos de
marca, productividad y calidad de vida. A la hora de implantar este tipo de
retribuciones y si se quiere hacer bien, es importante que recordemos que las
relaciones de un profesional con la empresa circulan “por dos carriles, uno de
ida y otro de vuelta”, lo que se traduce en que la empresa tiene la obligación
moral de saber qué expectativas tiene esa persona y qué objetivos no económicos
está esperando. En pleno siglo XXI todos tenemos objetivos en especie que
queremos cumplir y el que diga lo contrario, nos está escondiendo parte de la
verdad. La salud, estar con la familia y amigos, disponer de tiempo son cada
vez más preciados y en muchos casos ya se les ha elevado a la categoría de
“lujo”.
Y es que algo tan sencillo como diseñar una
buena política de retribución emocional, motiva en gran medida el desarrollo
del Talento y además aumenta la productividad.
Empieza a observar y pregúntate qué es lo que
tu equipo considera valioso. Algunas ideas de retribución:
– implantar un horario de entrada más amplio.
– recibir formación en idiomas.
– salir antes los viernes (durante todo el
año).
Sabiendo lo que ellos quieren, verás como si
de repente aparecieran ventajas y los proyectos marcharan mejor.
¿Por qué no empiezas ya a implantar una
cultura empresarial basada en escuchar y observar? Contacta con asesores de
Talento que te orienten, porque los beneficios son muchos a efectos de
productividad, facturación, resultados e innovación.
Tomado de www.talentoscopio.com Autora: Marta Díaz Barrera
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